La Organización Mundial de la Salud es muy consciente de que se ha convertido en una enfermedad maldita, y que provoca tantos prejuicios como en el que en su día tuvo el sida o la tuberculosis. Sin embargo, mientras las cifras de estas enfermedades disminuyen año tras año, las de la hepatitis crecen.
Por eso el 28 de julio se celebra el Día Mundial contra la Hepatitis, en un intento por desestigmatizarla y para que deje de ser un creciente problemas de salud.
¿Cuántos tipos de hepatitis hay?
La hepatitis es una inflamación del hígado motivada por diversas causas. Puede ser por comer setas venenosas, por un exceso de alcohol o de medicamentos, entre otras. Sin embargo, la más extendida es la hepatitis viral, que como indica su nombre es culpa de un virus.
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La causan cinco virus diferentes, llamados tipo A, B, C, D y E, pero los más comunes son los tres primeros. Cada uno de ellos varía tanto en el tipo de contagio como en el diagnóstico y el tratamiento.
Hepatitis A: el virus se encuentra en heces de las personas infectadas y casi siempre se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. Es la más frecuente a nivel mundial, pero su incidencia en Europa es pequeña. En la gran mayoría de casos la enfermedad es leve y se recuperan por completo en una semana. Además, el paciente queda inmunizado contra infecciones futuras por este virus.
Hepatitis B: se transmite por la sangre, el semen y las secreciones vaginales. La forma más usual de contagio es durante en las relaciones sexuales o por una jeringuilla contaminada. También puede transmitirlo una madre infectada al bebé. Hay una vacuna que en España se administra dentro del calendario de vacunación infantil. También hay un tratamiento para frenar la enfermedad en el caso de que la madre sea portadora del virus.
Hepatitis C: se transmite casi siempre también por sangre contaminada. El contagio se puede dar por una jeringuilla infectada (se da sobre todo entre drogadictos), una aguja mal esterilizada al hacer un tatuaje o al tratar la herida de un infectado. La transmisión sexual también es posible, pero mucho menos común. No hay vacuna contra el virus C por lo que es la que tiene más incidencia, además los tratamientos son muy caros. Con todo, no es incurable. Un 70% de casos acaban remitiendo e incluso hay medicamentos para cuando se diagnostica tardíamente.
FUENTE: sabervivir