Hay una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos con manifestaciones distintas. En general, se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás. Entre ellos se incluyen la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia y otras psicosis, la demencia, las discapacidades intelectuales y los trastornos del desarrollo.
Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental y este año la fecha está centrada en la prevención del suicidio, problemática que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la segunda causa de muerte en el mundo para el grupo etario comprendido entre los 15 y 29 años, aunque afecta a personas de todas las edades, en todos los países.
En esta ocasión, la OMS convocó a realizar acciones bajo el lema 40 segundos para actuar, dado que a nivel global, cada 40 segundos se suicida una persona. Cerca de 800 mil personas fallecen cada año por esta causa y otras muchas intentan suicidarse, lo que genera un impacto tanto en la familia, la comunidad e incluso todo un país.
Aunque las cifras resulten abrumadoras, los especialistas destacan que el suicidio puede prevenirse. En ese sentido, es más necesario que nunca luchar contra el estigma, particularmente en torno a los trastornos mentales y el suicidio, ya que disuade de buscar ayuda a muchas personas que podrían ser tratadas.
“Fundamentalmente las personas que padecen trastornos mentales sufren una gran incomprensión, que tiene que ver principalmente con culparlas de sus patologías”. Para el médico psiquiatra Marcelo Cetkovich (MN 65636) los principales prejuicios que giran en torno de quienes ven afectada su salud mental podrían clasificarse en tres.
Y enumeró: “Para comenzar, la incapacidad tiene que ver con creer que no van a poder hacer ninguna tarea, y eso los dificulta a acceder a puestos de trabajo o cuidados médicos; por otro lado, la responsabilidad se basa en pensar que estas personas son causantes de sus problemas y la realidad es que la mayoría obedecen a fenómenos complejos con causas complejas, que incluyen factores genéticos y del desarrollo”. “No son bajo ningún aspecto, enfermedades autoprovocadas, ni simulaciones: tienen una base psico biológica compleja y requieren tratamientos combinados complejos”, sostuvo el director médico de Ineco, quien mencionó como el tercer prejuicio la peligrosidad, “que está basada en la creencia popular de que las personas con trastornos mentales son peligrosas y si bien las estadísticas muestran que tienen cierto riesgo de aumentar su condición violenta, los casos de violencia ejercida por estas personas son menos del 4% y el riesgo se reduce enormemente con un tratamiento adecuado”. “Además, en la práctica vemos que estas personas tienen más chances de ser víctimas de violencia que de causarla”, agregó.
Según el experto, “las personas con trastornos mentales son vergonzantes para su entorno” y a ello se le suma que “nadie duda en usar los diagnósticos mentales como si fueran un insulto”.
“Cada vez que una persona dice ‘fulano es un bipolar’ o ‘tal no tiene los patitos en fila’, hay altas chances de que alguien se sienta lastimado”, dado que una de cada tres personas va a padecer algún trastorno mental a lo largo de su vida", sostuvo Cetkovich, quien resaltó que “si bien las psicosis no son de los trastornos más frecuentes (1%) la preocupación que se tiene es sobre los efectos del abuso de cannabis en personas con predisposición a las psicosis”.
FUENTE: Infobae