"Se calcula que el 1% de la población tiene hepatitis C. De esa cifra sólo están diagnosticados y tratados el 1% de ellos. El resto no lo sabe. Las principales causas de este tipo de lesiones son el consumo abusivo de alcohol y la infección por virus de hepatitis B y C. En cifras, la hepatitis B es considerada la octava causa de muerte en el mundo, mientras que la C es la primera causa de trasplante hepático en occidente", explicó el jefe de consultorio externo de Gastroenterología y Hepatología del Hospital de Clínicas, Esteban González Ballerga (MN 78316).
Al respecto, González Ballerga sostuvo que las formas de prevención son claras: "Lo principal es acudir al médico. Todas las personas mayores de 50 años, tengan o no antecedentes, deberían realizarse estudios para detectar infección por hepatitis C, al menos una vez en la vida. Asimismo, toda la población sexualmente activa y/o en estado fértil debería estar estudiada y vacunada contra el virus de la hepatitis B. En cuanto al alcoholismo, la prevención es la abstinencia o la contención profesional, en los casos más severos".
El estado avanzado de lesión hepática se conoce como cirrosis. Desde el punto de vista del hepatólogo, "tratar una cirrosis causada por una hepatitis es enfrentarse a una situación que se podría haber prevenido. La clave es el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno, antes de llegar a una lesión severa del hígado", aseguró el especialista. Cabe destacar además que estas afecciones no generan síntomas hasta que es demasiado tarde.
Como conclusión, González Ballerga señaló que "el avance de la medicina en la actualidad brinda excelentes perspectivas, los tratamientos médico-farmacológicos funcionan muy bien. Un paciente con cirrosis en el pasado tenía los peores pronósticos y hoy día es tratable". Si se retira la causa de la lesión, es decir, si se combate el virus o se evita el consumo de alcohol, la lesión puede incluso retroceder. Si el paciente no está compensado, es un poco más difícil desandar el camino, pero aún así hay perspectivas de tratamiento.
¿Qué es lo que más daña al hígado?
"Las enfermedades hepáticas son un grupo de alteraciones que se producen en las funciones del hígado, ya sea en la producción de bilis, en la síntesis de factores que actúan en la coagulación, etc. generando ya sea un daño agudo y/o un daño crónico. Este daño, a su vez, puede ser congénito (desde el nacimiento) o ser adquirido (sobre un hígado previamente sano)", explicó el jefe del Servicio de Hepatología del Hospital Alemán, Ricardo Mastai (MN 56066).
Teniendo en cuenta las múltiples funciones que realiza el hígado, este órgano puede ser atacado a menudo por diferentes factores: virales, sustancias tóxicas, medicamentosas, sin importar el sexo o la edad o la condición social.
Sin embargo, debe destacarse que "el hígado es un órgano muy noble, que puede seguir trabajando a pesar de estar muy dañado, porque en general, en un comienzo, produce pocos síntomas, y por eso muchas personas con problemas hepáticos pueden no ser conscientes de padecer una enfermedad", señaló Mastai, quien enumeró las causas más comunes de enfermedad hepática: "Metabólicas, infecciosas (daño por virus, bacterias, parásitos), depósito de sustancias tóxicas (exceso de cobre, hierro, grasa ), daño hepático directo (alcohol, fármacos) y formación de tumores (benignos, malignos)".
En ese sentido, ahondó que "existe un número importante de fármacos que pueden producir una hepatitis medicamentosa". "Los analgésicos, fármacos para el dolor, y los antipiréticos, y en especial el paracetamol, para la fiebre, son una causa frecuente de inflamación del hígado -sostuvo el especialista-. Estos medicamentos pueden causar daño en dosis similares a la dosis terapéutica recomendada. Sin embargo, las personas que ya tienen una enfermedad hepática preestablecida son las que están más propensas a presentar una hepatitis tóxica".
Sobre cómo cuidar al hígado, Mastai destacó que fundamentalmente evitando los siguientes factores de riesgo:
– Ingerir agua y/o alimentos contaminados
– Tener sobrepeso u obesidad
– Llevar una vida sedentaria
– Abusar del consumo de bebidas alcohólicas
– Uso de sustancias tóxicas, drogas intravenosas
– Automedicación
– Tener sexo inseguro
– Hacerse tatuajes, piercing, acupuntura en condiciones no higiénicas
– Compartir agujas contaminadas
– Tener algún tipo de enfermedades como la hemofilia o estar en diálisis o haber recibido un trasplante de un órgano